maquina-de-cine-1-de-1Las primeras imágenes en movimiento que se conservan de Murcia, las rodó mi abuelo Mariano Bó a principios del siglo pasado, en la murciana plaza de San Julián donde tenía su negocio, en sus inicios de hojalatería derivado hacia la fabricación de Sellos de Caucho, rótulos y matrículas para automóviles para los escasos vehículos de aquellos años.

Como vecinos tenía en la misma plaza a la droguería de los Catalanes que, sorprendentemente, se anunciaban en la prensa local como “distribuidores de las máquinas del nuevo invento: el cinematógrafo: Representantes de la prestigiosa firma francesa Pathé”. Allí le vendieron  la cámara y unos rollos de 9,5 mm.; lo demás fue intuición, se echó a la calle a rodar aquellos acontecimientos de la vida familiar y urbana de Murcia, desde el  bautizo de su hijo Juan (mi padre), el taller propio de hojalatería, las imágenes únicas de la Proclamación de la República; el incendio del edificio próximo del convento franciscano de San Francisco a las fiestas de primavera:  Entierro de la Sardina, Batalla de las flores, Bando de la Huerta, Corrida Goyesca en el Coso de la Condomina o Romería de la Fuensanta.

Rueda de forma autodidacta, con sobriedad, sin movimientos alocados de cámara, de forma muy estable. La cámara no tiene posibilidades de zoom con su óptica fija y esto favorece la serenidad de lo filmado, siempre, en blanco y negro.

Su hijo Juan Bó, continuó rodando en el mismo formato (9,5 mm) nunca cayeron en la tentación de cambiarse al 8, Súper 8 o 16 mm. e incluso se apuntaron a asociaciones protectoras en Francia y Cataluña del humilde formato.proyector-007-2

Acudieron a convenciones sobre el tema y mantuvieron amistad con otros cineastas internacionales “anclados” en el formato galo. En ese tiempo adquirieron poco a poco, material técnico del formato, Empalmadoras, otras cámaras, rollos, bobinas, lámparas, proyectores, hasta conseguir un material pendiente de la creación de un Museo.

Los sótanos y otras instalaciones de la Filmoteca de Murcia serían un lugar idóneo para la conservación de la colección y su posibilidad de contemplación pública.

Todo ese patrimonio no hubiera llegado a nuestras manos sin la dedicación e ilusión puesta en su conservación por Juan Bó Nicolás, su hijo, que ordenó el material, lo reparó en gran medida y lo acondicionó para su proyección. En cuanto a la colección-museo él mismo se encargó de guardar, conservar y ampliar con nuevas adquisiciones, un conjunto de extraordinario interés cultural. Y todo hecho con rigor y mimo pensando en el patrimonio de su región, Murcia y de forma desinteresada e incondicinal.

en este blog pretendo realizar un Museo Virtual, donde podamos disfrutar de todo este material.

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